Recordar a nuestros seres queridos que ya no están es revivirlos en nuestro corazón, pero qué pasa cuando aún sigo en duelo.
En la vida hay muchas circunstancias difíciles de manejar, pero una de las más complicadas está relacionada con tener que afrontar la muerte; el perder o dejar personas, lugares, cosas, y/o etapas, aunque sea por voluntad propia, puede generar miedo, nostalgia, tristeza o inseguridad, a lo cual se le conoce como duelo.
Existe una serie de síntomas que aparecen con gran frecuencia cuando pasamos por el proceso de duelo, los cuales son completamente normales y suelen ir disminuyendo con el tiempo.
El duelo se vuelve problemático cuando las consecuencias emocionales y no emocionales de la pérdida son muy intensas y duraderas, así como cuando interfieren negativamente en la vida cotidiana.
Si observamos ciertas respuestas patológicas en nuestros familiares o en nosotros mismos durante el duelo, tales como:
- Mostrar incredulidad, negando la muerte durante meses y comportándose como si no hubiera ocurrido la pérdida.
- Si la persona estaba realmente unida al fallecido y aun así no presenta ningún síntoma, evitando hablar del tema y mostrándose retraída.
- Sentirse triste, irascible o depresivo durante un año o más, o si la persona suele aludir constantemente al fallecido, acudir con mucha frecuencia al cementerio a visitarle, observar su foto durante horas, mantener la casa y su estilo de vida como si aún estuviera vivo, etc.
Ante esto es conveniente solicitar apoyo terapéutico, no olvides que en el PAE contamos con psicólogos que pueden facilitarte herramientas para afrontar de manera saludable los procesos de duelo.
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