Depresión por COVID-19

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Primero, ¿cuándo aparece la depresión?

La depresión suele aparecer cuando se percibe o de manera real se pierde el acceso a actividades que podríamos catalogar como vitales, agradables e incluso naturales. Desde el simple hecho de levantarse, poder hacer una taza de café, hacer alguna actividad de ocio, pasear al perro, poder laborar, hablar con seres queridos, etc.

Cuando existe una ausencia gradual o abrupta de lo anterior, lo natural que puede suceder es que surjan sensaciones y emociones incomodas, entre ellas la frustración y tristeza; que pueden acompañarse de dificultad para poder disfrutar de las cosas (o siquiera de hacerlas). En esos puntos, y con la dificultad de poder realizar las actividades antes mencionadas de forma prolongada, es que puede aparecer la depresión, la cual sería un estado emocional más constante y de donde puede sentirse difícil salir pues suele acompañarse de un aumento no solo de sensaciones de malestar, sino que, también por efecto de la disminución de actividades incluso básicas (laborar, salir por lo indispensable, etc.), lo más común es que puedan suceder más eventos que sean estresantes para el individuo.1

Depresión y COVID-19

Existen estudios que ya documentan lo anterior con la actual pandemia y el COVID-19 2; donde las actividades que más nos indican el riesgo para la depresión durante la enfermedad, debido a su ausencia, es el contacto y soporte social, el cual involucra tener apoyo de la familia, amistades, conocidos (incluyendo el apoyo de manera virtual, por videollamada, llamada o incluso mensajes de texto) e incluso del personal médico. Si lo mencionado está presente, funcionaría como un factor que protege a las personas contagiadas de COVID de la depresión.3

En razón de lo expuesto tendría todo el sentido si podemos apreciar que lo que sucede primero cuando la mayoría de las personas obtiene el diagnóstico de esta enfermedad es la indicación del aislamiento para evitar la transmisión, y desde ese punto, ya estarían perdiendo el acceso a múltiples actividades que se tienen como ser humano saludable, muchas más de las que incluso podrían escribirse al inicio de este artículo. Igualmente, considerando el aumento de eventos estresantes (dolor/incomodidad de los síntomas, gastos, no poder estar rodeado de familia, etc.), tendría lógica que la persona se hallará en una situación muy difícil y vulnerable para el desarrollo de la depresión.

En el mismo sentido, se ha encontrado que personas con diagnósticos preexistentes de depresión, ansiedad y sueño tienden a empeorar en caso de contraer COVID-19, prolongándose esta agudización una vez habiéndose recuperado 4. Por último, la misma enfermedad podría ser un factor que se involucre en la aparición en la depresión por los efectos incluso a nivel neurológicos y que hace común la presentación síntomas psiquiátricos no específicos como confusión, mareo, entre otros.5

Prevención de la depresión en casos positivos de COVID-19

Entonces, y gracias al estudio que documenta el factor de apoyo social como protector, lo recomendable es mantener actividades de comunicación (en lo posible) con las personas que se permita y por medios seguros en caso de ser positivo a COVID-19. Asimismo, en el transcurso de la enfermedad podría incluso ser útil para lidiar con otras emociones como lo son el enojo, frustración y miedo que surjan en esos momentos, pues se ha hablado que a largo plazo esto podría proteger del desarrollo de posibles diagnósticos psiquiátricos post enfermedad como el trastorno por estrés postraumático, de depresión y/o de ansiedad.6

 


[1] Kanter, J. W., Callaghan, G. M., Landes, S. J., Busch, A. M., & Brown, K. R. (2004). Behavior analytic conceptualization and treatment of depression: Traditional models and recent advances. The Behavior Analyst Today, 5(3), 255.

[2] Kong, X., Zheng, K., Tang, M., Kong, F., Zhou, J., Diao, L., … & Dong, Y. (2020). Prevalence and factors associated with depression and anxiety of hospitalized patients with COVID-19. MedRxiv.

[3] Samrah, S. M., Al-Mistarehi, A. H., Aleshawi, A. J., Khasawneh, A. G., Momany, S. M., Momany, B. S., … & Khassawneh, B. Y. (2020). Depression and coping among COVID-19-infected individuals after 10 Days of mandatory in-hospital quarantine, Irbid, Jordan. Psychology Research and Behavior Management, 13, 823.

[4] García-Real, J. M., García-Silgo, M., Conejo-García, M. T., Samper-Lucena, E., Torrejón-Correa, C., Cerezo-Ureta, J., … & Ruíz-Espinosa, J. I. (2020). La psicología militar en la prevención de salud mental durante la pandemia por SARS-Cov-2. Sanidad Militar, 76(2), 118-125.

[5] Al‐Sarraj, S., Troakes, C., Hanley, B., Osborn, M., Richardson, M. P., Hotopf, M., … & Everall, I. P. (2020). Invited Review: The spectrum of neuropathology in COVID‐19. Neuropathology and applied neurobiology.

[6] Tucker, P., & Czapla (2021). Post–COVID-19 Stress Disorder: Another Emerging Consequence of the Global Pandemic. Psychiatric Times. Vol. XXXVIII, 9-10.

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